Durante años, Mário Cruz ha sido un fotógrafo comprometido en documentar la vida en las calles de Lisboa, Portugal. Su último trabajo, titulado “Viviendas Ajenas”, es una colección de imágenes impactantes que muestran la realidad de las personas que viven en edificios abandonados en la ciudad.
Cruz se adentra en los rincones más oscuros y olvidados de la capital portuguesa para capturar la vida de las personas que habitan en estos edificios devolutos. A través de su lente, nos muestra la dura realidad de aquellos que no tienen un hogar, buscando refugio y seguridad en lugares que se supone que deben ser desalojados.
En sus fotografías, se pueden ver espacios desolados, sucios y deteriorados que sirven como viviendas para muchas familias y personas solas. Estos edificios, que alguna vez albergaron la prosperidad y la vida, ahora se han convertido en lugares peligrosos y precarios para aquellos que no tienen otra opción.
Lo que hace que el trabajo de Cruz sea aún más impactante es la forma en que se enfoca en los detalles más pequeños de estas viviendas improvisadas. Desde la ropa colgada en las ventanas hasta los juguetes abandonados en el suelo, cada imagen cuenta una historia desgarradora de la vida dentro de estos edificios.
Pero más allá de las imágenes que retratan la pobreza y la falta de recursos, las fotografías de Cruz también muestran la fuerza y la resiliencia de aquellos que luchan por sobrevivir en estas condiciones extremadamente difíciles. En medio de la desesperación, todavía hay una sensación de hogar y comunidad en estos edificios. Las personas se ayudan mutuamente y encuentran una forma de sobrevivir juntas.
A pesar de que sus condiciones de vida son extremadamente precarias, Cruz también captura la belleza en medio de la decadencia. La luz natural que entra por las ventanas rotas, las flores que crecen en los balcones y los colores que sobreviven en medio de la suciedad y el abandono, son una prueba de la humanidad y la esperanza que aún se aferran a estos lugares.
El trabajo de Cruz no solo es una forma de documentar una realidad que muchos prefieren ignorar, sino también una forma de dar voz a aquellos que no tienen voz en nuestra sociedad. A través de sus fotografías, Cruz nos invita a reflexionar sobre nuestra propia humanidad y qué podemos hacer para cambiar la situación de estas personas marginadas.
Es importante señalar que el trabajo de Cruz no solo se limita a mostrar la realidad de estas personas, sino que también tiene un impacto real en sus vidas. Tras la exposición de su trabajo, muchos de estos edificios han sido objeto de intervenciones gubernamentales y ONG’s para mejorar las condiciones de vida de aquellos que los habitan.
Las fotografías de Cruz son un recordatorio de que la pobreza y la falta de vivienda no son solo un problema de aquellos que viven en países subdesarrollados, sino que también existen en nuestras propias ciudades. Y es nuestra responsabilidad como sociedad tomar medidas para abordar estas desigualdades y garantizar que todos tengan un hogar y una vida digna.
En resumen, el trabajo de Mário Cruz es un llamado a la acción. Un llamado para abrir nuestros ojos a una realidad que a menudo preferimos ignorar. Un llamado para mostrarnos que, a pesar de las circunstancias difíciles, todavía hay belleza, esperanza y humanidad en los lugares más inesperados. Y un llamado a hacer nuestra parte para ayudar a aquellos que más lo necesitan.