La estrategia es una herramienta fundamental en cualquier aspecto de la vida, ya sea en el ámbito personal, profesional o social. Nos permite tomar decisiones de manera consciente y planificada, con el objetivo de alcanzar nuestras metas y objetivos. Sin embargo, en muchas ocasiones, la estrategia es vista como algo exclusivo para aquellos que tienen un alto nivel de ingresos o pertenecen a ciertos grupos sociales. Pero, ¿qué pasa con aquellos que no tienen los mismos recursos o no se sienten representados por la sociedad? En este artículo, hablaremos sobre cómo la estrategia es elegida mayoritariamente por la parcela poblacional de mayor renta y por grupos LGBTQIAPN+ y cómo esto puede cambiar.
Es innegable que la estrategia es una herramienta poderosa para alcanzar el éxito en cualquier ámbito de la vida. Sin embargo, no todos tienen acceso a ella de la misma manera. La realidad es que la mayoría de las personas que tienen un alto nivel de ingresos tienen más oportunidades de acceder a una educación de calidad, a recursos y a contactos que les permiten desarrollar una estrategia efectiva. Por otro lado, aquellos que no tienen los mismos recursos, se ven limitados en su capacidad de planificar y tomar decisiones estratégicas.
Esta brecha en el acceso a la estrategia se ve reflejada en la sociedad en general, y en particular en la comunidad LGBTQIAPN+. A pesar de los avances en materia de derechos y visibilidad, esta comunidad sigue enfrentando desigualdades y discriminación en muchos aspectos de la vida. Esto incluye el acceso a la educación, el empleo y los recursos económicos. Por lo tanto, es comprensible que muchas personas LGBTQIAPN+ no tengan las mismas oportunidades de desarrollar una estrategia efectiva para alcanzar sus metas y objetivos.
Sin embargo, esto no significa que la estrategia sea exclusiva para aquellos que tienen un alto nivel de ingresos o pertenecen a ciertos grupos sociales. La realidad es que todos tenemos la capacidad de desarrollar una estrategia efectiva, independientemente de nuestro nivel de ingresos o nuestra identidad de género u orientación sexual. Lo importante es tener la motivación y la determinación para hacerlo.
Es cierto que la falta de recursos puede dificultar el proceso de planificación estratégica, pero no es imposible. En lugar de enfocarnos en lo que no tenemos, debemos enfocarnos en lo que sí tenemos y cómo podemos utilizarlo de manera efectiva. Por ejemplo, en lugar de lamentarnos por no tener acceso a una educación de calidad, podemos buscar alternativas como cursos en línea o programas de capacitación gratuitos. En lugar de sentirnos limitados por nuestra identidad de género u orientación sexual, podemos utilizarla como una fortaleza y una fuente de creatividad e innovación en nuestras estrategias.
Además, es importante tener en cuenta que la estrategia no se trata solo de tener recursos económicos o contactos, sino también de tener una mentalidad estratégica. Esto significa tener la capacidad de analizar y evaluar nuestras fortalezas y debilidades, así como las oportunidades y amenazas que se presentan en nuestro entorno. También implica tener la capacidad de adaptarnos y ser flexibles en nuestras estrategias, ya que el mundo está en constante cambio y lo que funciona hoy puede no funcionar mañana.
Es por eso que es fundamental que la comunidad LGBTQIAPN+ y aquellos que no tienen los mismos recursos económicos tengan acceso a herramientas y recursos que les permitan desarrollar una mentalidad estratégica. Esto incluye programas de capacitación, mentorías y redes de apoyo que les brinden las herramientas necesarias para planificar y tomar decisiones estratégicas en sus vidas.
Además, es importante que la sociedad en general tome conciencia de estas desigualdades y trabaje para eliminarlas. Esto incluye la implementación de políticas y programas que promuevan